La historia secreta de los edificios
El otro día estaba leyendo el libro "La historia secreta de los edificios" de Ricardo Aroca, y me pareció muy interesante como algunos edificios no tienen una explicación detrás, o mejor dicho, no se sabe el porqué es así o cómo fue posible. Me gustaría en esta reflexión contar lo que he leído para que os intereséis un poco también por esa historia misteriosa que tienen algunas obras arquitectónicas.
La cueva de Menga
Hace unos seis mil años el ser humano empezó a desarrollar la agricultura rudimentaria en Europa, provocando consecuentemente un aumento en la población, el surgimiento de poblados estables y las primeras muestras de arquitectura: los dólmenes. Un dolmen es una cueva artificial situada generalmente sobre un montículo, formada por dos hileras de piedras verticales, coronadas por grandes losas, y todo ello cubierto por un túmulo de tierra.
Los dólmenes generalmente están situados de tal manera que la entrada/salida está mirando al sol naciente, pues este fue (y en la actualidad sigue siendo) un objeto de veneración. El propósito de los dólmenes parece ser el de enterramientos colectivos y ceremonias funerarias, y son características del neolítico.
El dolmen de Menga , comparando con la norma, presenta un casa peculiar. Para empezar, la cueva no está orientada hacia la salida del sol, sino que mira hacia una gran peña de extraña apariencia que se asemeja a un rostro mirando al cielo, situada al nordeste y llamada "Peña de los enamorados".
Podemos continuar con que el dolmen presenta un tamaño de piedras descomunal, extraídas teóricamente de una cantera próxima. El dolmen tiene 5 grandes losas que hacen de cubierta. La losa que está más al fondo de la cueva tiene un peso e alrededor de unas ciento cincuenta toneladas y las otras tienen como mínimo unas treinta toneladas. Mover esas piedras cientos de metros y cuesta abajo nos sugiere que había una población grande y con importante organización social.
En la actualidad se ha intentado imitar la técnica utilizada para mover esas piedras de grandes dimensiones. En la práctica haría falta entre 4 y 18 personas para mover solo una tonelada. Si recordamos a la losa del dolmen, que por cierto es una de las mayores piedras trasladadas en la historia, haría falta para moverla un mínimo de 600 personas y un máximo de 2700 personas. Eso nos fuerza a pensar que los que construyeron eso gozaban con una población de gran tamaño y que tenían una organización social férrea. También es posible que el dolmen fue obra de una sociedad muy jerarquizada, pues en el interior del dolmen solo se han encontrado unas decenas de cadáveres.
Las piedras también fueron labradas de tal forma que los estratos verticales como las losas del techo se ajustan de una manera perfecta entre sí.
Para poder poner en pie la estructura, lo que hicieron fue empezar a cavar dos zanjas de unos cincuenta centímetros de profundidad en la roca arenisca de la cima del montículo y encajar en ellos los estratos verticales, ligeramente inclinados hacia el interior. Luego se rellenó el resto de las zanjas con bolos de piedra para asegurar la estabilidad. La entrada de la galería posee 3 metros de ancho, pero luego se abre, llegando a los 5 metros en el fondo.
Al tener una gran distancia entre muros las losas podría romperse, y para evitarlo los constructores colocaron tres soportes en el eje, de manera que en cada uno descansan dos de las losas de la cubierta. Esto quiere decir que cuando colocaron los apoyos centrales ya tenían las losas labradas y que eran capaces de medir y replantear con precisión la situación de los soportes . Esto da indica una técnica depurada que exige que haya habido otras construcciones similares en lo que se podía extraer conclusiones de los éxitos y fracasos y haberlas sabido transmitir.
Una vez colocada la estructura vertical se procedió con el relleno de tierra exterior, y también del interior, para sobre ella arrastrar las losas hasta dejarlas en posición. Esto debió requerir una precisión eficiente. Luego de encajar las losas se removía la tierra del interior.
Actualmente aun no se han encontrado ningún resto del poblado de los constructores del dolmen. Se piensa que probablemente el poblado fuera construido con madera y paja de cebada, que se supone que es el cultivo predominante de la zona; pero lo proximidad de la Vega de Antequera permite suponer que el entorno ha sido habitado de forma continuada, razón por la cual el dolmen ha tenido una considerable interacción con las sociedades que fueron poblando la comarca.
Personalmente me parece fascinante como la posición de unas rocas puede provocar tantas preguntas. ¿Cómo lo pusieron allí? ¿Quienes fueron? ¿Porqué no hay restos de esa civilización?... Seguramente nunca lleguemos a responder a todas las preguntas, y a mí eso me parece algo bello y muy digno.