IAR-Kristijan Muravjovas

Un intento de blog

Arquitectura como medio de manipulación

El otro día estaba leyendo el libro "El mesías de Dune" de Frank Herbert y apareció un capítulo de lo más interesante. En él la única acción descrita es la de una anciana yendo de la mazmorra hasta la sala del trono para ser juzgada. Lo interesante reside en la arquitectura del lugar y de como ésta le hablaba a la anciana y le transmitía las intenciones del juicio.

El capítulo empezó describiendo a la anciana recorriendo unos pasillos abovedados, tan largos que parecían interminables. A sus pies había unas baldosas decoradas con criaturas acuáticas y el agua estaba presente por todos los lados, siendo en el contexto del libro una imagen de poder. En las paredes había ventanas triangulares que se abrían a un emparrado con enredaderas y flores de colo añil, describiendo así la riqueza y abundancia. La inmensidad del lugar impresionaba a la anciana, y con cada paso el tamaño de los pasillos la oprimía cada vez más. Ella describe que del lugar emanaba un terrible poder físico. Hace falta comentar que la ciudadela donde están es tan grande que entre sus muros podría llegar a caber docenas de ciudades antiguas.

Al llegar hasta el final del pasillo, cruzó unas puertas ovaladas y se percató que había huellas de neumáticos. Eso le hizo preguntarse de el por qué estaba recorriendo todo el camino a pié, llegando a la conclusión que el emperador esperaba impresionarla y hacerla pensar. La naturaleza fría y aséptica de esos pasillos le hizo darse cuenta que esperaban algo de ella.

Los pasillos con cada paso se hacían más amplios y algo más altos: un cambio en las arcadas, una progresiva elevación de las columnas que los sustentaban, la sustitución de las ventanas triangulares por huecos más grandes y rectangulares. Al final observó frente a ella una puertas dobles en el centro de la pared más alejada de una gran antesala. La anciana midió que la puerta tenía al menos ochenta metros de alto por la mitad de ancho y tuvo que esforzarse para contener una exclamación.

Imagen hecha por mí

Al abrirse las puertas hacia el interior, vio al emperador sentado en un trono distante. La anciana se sintió mucho más impresionada por las sutilezas arquitectónicas que la rodeaban que por la inmensidad de la sala. Ella describe que el espacio era tan enorme que en su interior podría haberse edificado una ciudadela de cualquier gobernante de la historia humana. A la anciana le impresionaba las fuerzas estructurales ocultas y exquisitamente equilibradas. Los tensores y columnas estructurales tras las paredes y los distantes techos abovedados superaba cualquier cosa hecha hasta entonces. Todo lo que la rodeaba era un portento arquitectónico.

La anciana se percató que las paredes no eran ortogonales, sino que estaban ligeramente giradas de tal forma que se aproximaban entre sí al final de la estancia, con la intención de no empequeñecer ni al trono ni al emperador, que se encontraba sobre una tarima. La anciana se dio cuenta que alguien con una inteligencia inexperta a la que fascinaran las inmensas proporciones del lugar vería al emperador y al trono mucho más grande que su tamaño real.

Los colores también juegan un papel importante sobre las mentes inexpertas. La anciana describe el trono hecho de esmeralda verde, que en el contexto del libro simbolizaba a los elementos naturales que crecen y también aflicción. También la anciana se fija en los cortinajes que estaban detrás del trono, que tenía una cascada de colores: naranja llameante que simboliza el calor, el dorado que simboliza la arena y naranja que simboliza el poder.

Otra cosa muy interesante que describe la anciana es el papel que juega el tiempo. Se dio cuenta que en lo que tardabas en acercarse al emperador te quedabas amedrentado. Todo resentimiento queda extinguido de tu interior por el poder desenfrenado que se centraba en el emperador. La anciana describe que uno iniciaba una larga marcha hacia el trono como un ser humano lleno de dignidad, pero la terminaba como un insecto.

Imagen de Marc Simonetti

Personalmente me ha sorprendido mucho el capítulo y me ha dejado una duda: ¿Es posible manipular a través de la arquitectura?. En este capítulo vemos unos pasillos muuuuuuy largos y monótonos que la anciana debe recorrer a pie. Como lo veo yo, la intención detrás es la de, por una parte, dejar cansado al que va a ser juzgado, y por otra, que piense en lo que va a decir. Los pasillos decorados con símbolos de poder manipulan a la persona a ser consciente de a quien se enfrenta, y la monotoneidad te induce en un bucle que solo se sale con los pensamientos.

El cambio en la escala de los pasillos al acercarse al emperador indican inconscientemente que te estas acercando a algo importante y poderoso. Con cada paso te vas haciendo más pequeño y más insignificante, manipulando así tu manera de ver la situación.

Con la inmensidad de todo, cada paso pesa más que el anterior En la sala del trono, las paredes oblicuas hacer ver al emperador más grande, aumentando ya la anterior sensación de pequeñez. Una cosa muy interesante es la del tiempo que tardas en llegar al trono, pues este no está lejos porque sí, sino que tiene una función. Con la inmensidad de todo, cada paso pesa más que el anterior, y en el momento en el que llegas ya te sientes tan pequeño que no puedes hacer nada.

Puede que esto solo sea fantasía, pero es un ejemplo que la arquitectura puede llegar a imponer, manipular y controlar a una persona. El poder de lo que nos rodea es más grande de lo que pensamos, y cosas sutiles pueden hacer una diferencia enorme. Aquel arquitecto que domine la formas y símbolos, puede llegar a dominar una sociedad.